La Epica Boda de Michelle y Alberto en Jardines del Castillo

Michelle y Alberto son dos amigos que he tenido el placer de tener en mi vida por muchos años. Mis memorias más tempranas de ellos son de la escuela elemental, aunque no fue hasta mucho después que se convirtieron en seres esenciales en mi vida.

Luego de 9 años de noviazgo, Alberto tuvo la valentía de comprometer a Chela hace un año atrás. A mi grupo de amigos, esto le hizo mucha ilusión: primero, porque HACE tiempo que esta boda tenía que ocurrir, y segundo, porque hace varios años que nadie se casaba en nuestro corillo. Necesitábamos un open bar, excusas para vestirnos lindos, etcétera. Ya que no todos los días se me casan DOS amigos del alma, muchas veces usamos la boda de excusa para irnos a almorzar y pasar horas soñando y planificando el gran día.

La Boda va, ¡como sea que Quede!

Es por esto que cuando llegó el Huracán María a Puerto Rico, exactamente un mes antes de la boda de Chela y Berto, se me rompió el corazón. Luego de semanas de incertidumbre, dos semanas antes de la fecha de la boda Michelle y Alberto decidieron: "la boda va, como sea que quede". Sonaba como algo imposible de lograr, o al menos de la manera que ellos lo habían soñado: en jardines llenos de naturaleza, con decoración específica, comida buena, familiares viajando a Puerto Rico de los Estados Unidos…

El Reto más Grande de mi Vida como Fotógrafa de Bodas

Para añadirle al reto, logré “rescatar” dos de mis bodas canceladas en Puerto Rico. Una sería 7 días antes de la de Chela y Berto, en Tampa, FL; la otra boda sería el día antes en Dallas, TX. Cuando hago eventos fuera de Puerto Rico, siempre dejo mínimo dos días entre esos eventos y los de Puerto Rico, para asegurar mi llegada aun así pase algún contratiempo. Pero en esta ocasión no teníamos el lujo de elegir el tiempo, y mucho menos sabíamos si los vuelos de Puerto Rico iban a trabajar a nuestro favor.

Me enfrenté a la encrucijada de irme a la segura y cumplir solo con dos parejas, o de arriesgarme y cumplir con todos. No fue una decisión fácil, pues las tres parejas habían sufrido mucho tras el huracán, tuvieron que hacer decisiones difíciles, cambios de última hora, y sacrificar sueños. Yo no quería representar otra pérdida para ninguno de ellos. Así que me arriesgué, pues de los cobardes no se ha escrito nada.

Las dos bodas en Tampa y Dallas se dieron magníficamente y ahora me tocaba regresar a Puerto Rico. Apenas pude dormir pensando en todo lo que tendría que ocurrir para yo poder llegar a la boda a tiempo y sin perder la mente en el proceso… El alivio más grande de la vida lo sentí al montarme en ese avión. No soy muy llorona, pero en el avión de regreso, ya estaba muy conmovida y esas emociones se mantuvieron durante todo el día. Llegamos a Puerto Rico las 12:40pm, vestidos y maquillados, con todo el equipo listo. Mi mejor amiga nos recogió en mi carro, nos montamos, y lo seguimos directo para Jardines del Castillo. Resulta que, a pesar de toda mi prisa y estrés, llegamos antes que el novio, así que, estábamos bien!

Boda en Jardines del Castillo, Trujillo Alto

Lo primero que hice al llegar al local fue correr a las áreas verdes. Jamás imaginé verlo tan hermoso. Fue inspirador ver como la naturaleza reverdeció a tiempo para darnos el ambiente de ensueño que tanto habíamos deseado.

Fue hermoso llegar a la suite de mi Chela y encontrarla toda vestida, bella, totalmente calmada y con su sentido del humor intacto. Preparando maldades para su futuro esposo, y lista para comenzar 'el party'. Obviamente, esto no es cuaquier boda, así que buscamos la manera de hacernos un selfie en el espejo, mientras matábamos el tiempo en lo que era hora de la ceremonia.

Nos enteramos de que había llegado Alberto, así que fui a saludarlo, y me lo encontré vacilando en familia. Lo vi un poco nervioso, y le pregunté que tal, me dijo que estaba próximo a hacer "la mayor apuesta de su vida", pero convencido que había elegido a la compañera correcta. Ya para este momento yo tenía el pecho apretadito. “Camille, controla tus emociones”, me recordaba a mi misma.

La ceremonia fue hermosa, llena de las carcajadas que caracterizan a mis amigos del alma, siempre joviales, siempre positivos. El equipo de Los Jardines del Castillo trabajó incansablemente para darnos la fiesta que tanto queríamos, estuvo BRUTAL festejar junto a todos mis amigos, y darnos un desquite al ritmo de la música. Dejar los malos ratos en la pista de baile al son de los pleneros, que estuvieron tan buenos que fui a buscar un traje ligero en mis maletas, y olvidé la cámara por unas horas mientras bailaba.

En contra de cualquier pronóstico, fue una boda perfecta de principio a fin. A un mes del huracán María, fue el evento perfecto para desahogarnos como mejor sabemos los boricuas: ¡fiestando!

Simplemente estaba demasiado feliz, me dolían los cachetes de tanto sonreír, y estoy agradecida con la vida de tener unos amigos tan fajones, valientes y optimistas... que no paran por nada.

Una hora después de que se acabó la música, nadie se quería ir, pues por un día nos olvidamos de todo; celebramos el amor, la familia y la amistad. Después de todo, de eso se trata la vida.

Michelle y Alberto: gracias por tenerme y gracias por darnos esta fiesta. Si antes los amábamos, ahora mucho más por consentirnos así.

Xo,
Cami

Suplidores de Bodas en Puerto Rico para este Evento

Fotografía de Bodas: Camille Fontanez

Local de Ceremonia y Recepción: Jardines del Castillo, Trujillo Alto
Coordinadora de Bodas: Maribel Miranda
Florista: Decofiore
Pastel de Bodas: Granito de Azucar
Maquillaje: Mayra Sánchez Matos Makeup

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